La cada vez mayor certeza de que el masivo desprendimiento de tierra en
un parque industrial de la ciudad sureña de Shenzhen fue causado por una
cadena de errores humanos vuelve a poner a China en el punto de mira.
La inmensa cantidad de barro que provocó el derrumbe de hasta 33
edificios y sepultó a 85 personas era parte de
una montaña formada por la acumulación de residuos y arenas procedentes
de varias obras que se levantó a lo largo de meses de forma ilegal.
Según los periódicos locales, los vecinos se habían quejado de forma
recurrente de que los camiones seguían echando tierra a pesar de que el
sitio debía haber echado el cierre hace meses.
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