Tras el descubrimiento del nuevo sistema solar en torno a la estrella Trappist-1
hay que contestar varias preguntas para confirmar si albergan vida y
saber si algún día los humanos podremos analizarla. Mientras algunas de
esas incógnitas podrían resolverse en pocos años, otras requieren
tecnologías que posiblemente no estén disponibles en siglos.
Comparados con nuestro Sistema Solar, los planetas de Trappist-1
están mucho más juntos y pegados a su astro. “El planeta más alejado de
la estrella, h, está más o menos a un décimo de la distancia entre el
Sol y Mercurio”, explica José Caballero, investigador del Centro de
Astrobiología, cerca de Madrid. Los planetas están tan próximos que
desde la superficie de uno se podría llegar a apreciar las nubes y los
accidentes geográficos del otro a simple vista, según la NASA.
La gran duda sobre los siete planetas terrestres es si tienen
atmósfera. Esta envoltura de gases es esencial para generar efecto
invernadero, atenuar las temperaturas y permitir que pueda existir agua
líquida. También es un escudo para la peligrosa radiación ultravioleta que domina en este tipo de estrellas, conocidas como enanas rojas.
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