martes, 23 de mayo de 2017

El primer exoesqueleto para niños, creado por una ingeniera española.

En su libro Robots. Al servicio del ser humano, la investigadora del CSIC Elena García Armada, hace un repaso accesible a la historia de la robótica y las enormes posibilidades que se abren ante nosotros gracias a ella. Ciencia de ciencias (“omnidisciplinar” la califica García Armada), la robótica ha sido siempre un terreno abonado para la imaginación, espoleada por los autores de ciencia ficción (el propio término tiene su origen en una novela del escritor checo Karel Capek), que en demasiadas ocasiones situaban a las máquinas como enemigos de los humanos.

 Engendros que, como golems futuristas, se rebelan contra sus creadores hasta destruirlos. Para García Armada esta imagen que despierta desconfianza no se corresponde con la realidad; por eso con sus trabajos y en las labores de divulgación que realiza quiere que la gente deje de ver al robot “como un Terminator” para aceptar “que se trata de un aliado, de una ayuda, de algo que puede contribuir a mejorar su calidad de vida”.

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