Minecraft salvó a su hijo. Y su paternidad. Keith Stuart (Bletchley, 1971), editor de videojuegos de The Guardian, consiguió conectar con su hijo Zac, que padece autismo, gracias al videojuego Minecraft.
Compartir ese LEGO virtual juntos amplió el espectro emocional y el
vocabulario de Zac. Stuart ha plasmado esa experiencia vital en una
novela, El niño que quería construir su mundo
(Alianza Editorial, 2017). En ella queda claro cómo este autor defiende
a los videojuegos como una herramienta de comunicación privilegiada y
un arte seminal en el siglo XXI.
Pregunta. Una novela con un tema tan personal y
doloroso como el suyo exige una serie de medidas de seguridad para poder
reinterpretar estas experiencias íntimas como ficción. ¿Cuáles fueron
las más importantes?
Respuesta. Creo que la forma de empezar el libro,
con una gran crisis en que la mujer echa al padre de la historia de
casa, ya marcó esa gran diferencia que necesitaba para separarlo de mi
vida. Es divertido, porque recibí emails de amigos preguntándome: “¿Va
todo bien con vosotros?”, porque la gente asume que si escribes sobre un
matrimonio en crisis es que el tuyo tiene que ir mal. Además, aunque
Alex tiene aspectos muy similares a mí, es muy diferente en otros, como
por ejemplo en su cinismo inicial hacia la tecnología y los videojuegos
(risas). Lo mismo pasa con el niño del libro, Sam. Hay aspectos de su
autismo que si son similares a los de mi hijo, pero hay otros que no lo
son. También es cierto que hay muchas escenas concretas que recrean
momentos que pasamos nosotros, cómo Minecraft nos hizo comprender mejor a
Zac. Pero el mero hecho de pasarlas por el filtro de la ficción fue un
escudo suficiente para mí.
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