sábado, 25 de marzo de 2017

Los pueblos más bonitos en la nieve.

A comienzos del invierno, las ganas por llegar pronto a las pistas cada día y el cansancio de una jornada larga y extenuante convierten las vacaciones en la nieve en una actividad casi exclusivamente deportiva. Si acaso, alguna salida nocturna -y no hasta muy tarde- para ir a cenar, y luego a dormir para volver a madrugar. Pero ahora que la temporada está avanzada, que los días son más largos y la ansiedad por calzarse los esquís ha desaparecido es la ocasión para aprovechar las tardes y darse una vuelta por esos pueblos que durante los meses anteriores solo se han visto fugazmente desde la carretera o desde las pistas. Todos guardan maravillas naturales, arquitectónicas y, por supuesto, gastronómicas. Y están a un paso de las pistas. Los siete que a continuación se describen no son todos, por supuesto, pero sí son un buen ejemplo:

Arties (Lleida).

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Ezcaray (La Rioja).

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Cerler (Huesca).

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Monachil (Granada).

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Valdelinares (Teruel).

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Taüll (Lérida).

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Sallent de Gállego (Huesca).

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